12.10.12

MONOLOGO DE NOVALIS


El gran poeta romántico Novalis (Friedrich Von Hardenberg, 1772-1801) no sólo nos legó sus bellos Himnos a la Noche. Es autor también de este extraño texto conocido como el monólogo de Novalis, anticipo de las filosofías del lenguaje donde el habla se piensa a sí misma. Sorprende la modernidad de este breve texto (de incierta datación), sobre la autonomía del lenguaje. Analizado por Heidegger y Sollers, comparado con los lingüistas modernos, el monólogo de Novalis, dónde somos hablados.







Es una cosa ciertamente extraña el hablar y el escribir; el verdadero diálogo es un mero juego de palabras. Es de admirar el ridículo error de que la gente crea que habla para decir las cosas. Precisamente lo propio del lenguaje, que sólo se preocupa de sí mismo, no lo sabe nadie. Por eso es un misterio tan maravilloso y fecundo que cuando uno habla sólo por hablar, justamente entonces, exprese las verdades más espléndidas y originales. Quiere, sin embargo, hablar de algo determinado, y el caprichoso lenguaje consigue que diga las cosas más ridículas y equivocadas. De ahí proviene también el odio que mucha gente seria siente contra el lenguaje. Nota su petulancia, pero no nota que aquel charlar que desprecian es la cara infinitamente seria del lenguaje. Si se pudiera hacer comprender a la gente que el lenguaje es como las fórmulas matemáticas – constituyen un mundo en sí – sólo juegan consigo mismas, no expresan otra cosa que su maravillosa naturaleza, y precisamente por eso son tan expresivas – y por eso se refleja en ellas el singular juego de relaciones de las cosas. Sólo por su libertad son miembros de la naturaleza y sólo en sus movimientos libres se manifiesta el alma del mundo y las convierte en una delicada medida y compendio de las cosas. Lo mismo sucede con el lenguaje – quien posea un fino sentido de su digitación, su compás, su espíritu musical, quien perciba el delicado efecto de su naturaleza interior, y mueva según éstos su lengua o su mano, llegará a ser un profeta, por el contrario, quien lo sepa, pero no tenga oído ni sentido suficiente, escribirá verdades como ésta, pero el lenguaje mismo le engañará y los hombres se burlarán de él como los troyanos hicieron con Casandra. Si con ello creo haber indicado de la forma más clara la esencia y la función de la poesía, sé que ningún hombre puede entenderlo y que he dicho una tontería, porque he querido decirlo y de esta forma no surge poesía. Pero ¿y si tuviera que hablar? ¿Y si este instinto del lenguaje que me hace hablar fuese la marca de la inspiración y los efectos del lenguaje en mí? ¿Y si mi voluntad sólo quisiera todo aquello que debe; así podría esto ser finalmente, sin yo saberlo ni creerlo, poesía y hacer comprensible un misterio del lenguaje? ¿Y así yo sería un escritor porque el destino me ha llamado, pues un escritor no es otra cosa que alguien poseído por el entusiasmo y el espíritu del lenguaje?



Novalis, Monólogo, Estudios sobre Fichte y otros escritos, R. Caner-Liese, Madrid, Ediciones Akal, 2007

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